«Un día de vida docente inolvidable»: Tania Marín
La clase inició con mucha alegría y entusiasmo, recordar todo lo que pasaba por mi mente y corazón es difícil de describir. Aquí va mi historia.
Por Tania Yohana Marín Quiroga
Los estudiantes llegaron temprano y la maestra ya tenia preparada su primera clase, solo restaba una cosa: que el timbre del colegio sonara para iniciar la clase.
A las siete de la mañana la clase empezó para complacer la tierna mirada de treinta niños que se convertirían en los compañeros de aventuras durante el año presente 1.995. El sacrificio que había pasado durante años en mi formación como docente, no fue en vano.
Fue emocionante escuchar sus tiernas vocecillas. Sentir latir mi corazón al recibirlos fue inolvidable.
La clase empezó con mucha alegría y entusiasmo, recuerda todo lo que pasó por mi mente y corazón es difícil de describir.
Ese día, que está muy presente en mis recuerdos, pude dejar aflorar toda mi creatividad a a través del canto, baile y todo lo que había en mi interior para hacer sonreír y que mis niños se sintieran acogidos y dichosos de hacer parte de mi salón.
Cuando llegó el mediodía y apareció a marchar mis ojos se aguaron porque terminó la jornada de contagio de alegría…
Llegué a casa con esa sensación de alegría y tristeza, lo único que me hacía recordar todo lo vivido era sentarme a planear y organizar las actividades para el día siguiente.
Llegó la noche y el momento de descansar, preparar las fuerzas para reencontrarme con mis pequeños gigantes.
Así cada día se convirtió en momentos únicos y especiales, desde el compartir e interactuar cada segundo de nuestras vidas.
Pasado el tiempo nos hemos convertido en seres tan cercanos que sentimos que nos une un lazo de amor muy grande. La maestra termina convirtiéndose en la segunda madre y los pequeños en esos hijos que quizás la vida biológica no me regalaría.
Y es que han pasado más de veinte años que han girado en torno a las risas y travesuras de millas de niños y desde esta experiencia pudo afirmar que el amor eterno sí existe.
Ojalá que la vida me alcance para seguir conquistando pequeños corazones.
Tania Yohana Marín Quiroga es docente de la Escuela Normal Superior Cristo Rey de Barrancabermeja y participante del proyecto ‘Mi panita, mi amigo para profes’.